domingo, 19 de abril de 2009

Dices que te cuesta entenderme. Que es difícil a veces estar a mi lado. Que me pierdes por momentos y no sabes por dónde empezar a buscarme... Y lo sé. Yo sé todo eso. Y soy todo eso. Y más. Soy mucho más de lo que intuyes y mucho menos de lo que sabes. Pero no puedo explicártelo. Lo que no sabes quizás es que me alejo de la orilla de tus manos para ahogarme en los vacíos líquidos de tu mirada. No sabes que mis silencios son la voz con la que mis miedos te gritan y que los besos que a veces no entiendes son las lágrimas que no derramo. Mis despedidas, repentinas e inesperadas, sólo son disfraces de mi fragilidad. Pero tú no lo sabes. No debes saberlo. Y yo… no puedo explicártelo. A veces, cuando me deshago bruscamente de tus abrazos, no puedes saber que sólo estoy tratando de recuperar el equilibrio. Que envuelta en ti siento muchas veces que me caigo y que me roza el aliento de la locura. A veces también, cuando te abrazo y el tiempo se diluye en nuestras pieles, no puedes saber que sólo estoy tratando de ocupar el espacio que en realidad le corresponde a la soledad. A la mía. Pero también a la tuya. Pero no quiero que lo sepas. No puedo explicártelo.

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