domingo, 11 de noviembre de 2012


Todos necesitamos alguien a quien odiar. Una cara que personifique nuestros demonios. El destinatario de las frases mas crueles que nos alivien el alma en momentos de furia, de tristeza, de angustia. Alguien en quien pensar cuando escuchamos una canción triste. Un nombre que pronunciar cuando todos hablen de sus malas experiencias. Un cuerpo al que apuntar cuando necesitamos descargar nuestras balas. Un alma al que culpar cuando las lágrimas broten de nuestros ojos sin razón aparente. 
Eso sos vos para mi, mi ángel y mi demonio, el blanco de mis dardos, la frase con la que empiezo todas mis oraciones, el rostro de mis angustias, el alma que no tengo.

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