domingo, 27 de junio de 2010



Estoy cansado de bares, de besos sin nombre, de no ver al amor entre tanto amores. Cansado de amantes de temporada y caricias aceleradas. Hablo de esas noches que dejan el cadáver de la pasión al amanecer y el arrepentimiento del día siguiente cuando la vida no huele a Chanel sino a despojos y desencanto. Es así. Tú ya no serás tan bonita como anoche y quizá ni esperes que me despida con un te-llamaré. La belleza pasará de largo y no dejará huella el paso de su cuello por mi almohada. Ni una huella visible quedará de esas noches en que duermes acompañado pero solo, con alguien pero solo. Eso sábados dejarán como única herencia heridas invisibles. Y suele pasar que al día siguiente cuando ella ya no está te ves queriendo huir pero sin saber de qué y entonces lo entiendes: ningún viaje fugaz entre unas piernas puede darte eso que buscas. Si. Es entonces cuando realmente lo entiendes: el amor consiste en una cara donde quedarse a vivir.

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