jueves, 30 de julio de 2009
Quiero que sepas que me alejé de muchas cosas, que tengo muchos problemas no resueltos, que no quise herirte con la frialdad que te traté, que por las noches casi nunca puedo dormir cuando estoy triste, que me gusta reír mucho, que me encanta hablar contigo, que hay días que soy muy felíz, que siempre exagero mis ilusiones, pero que cuando no lo son lo doy todo. Que tengo ganas de abrazarte, que me arrepiento de no haberme despedido de tí la ultima oportunidad que tuve para verte, que es verdad que lo quise , que es verdad que salí con él, que aunque escribía cosas de amor, era el amor que me faltaba, no el que tenía. Que lo que hago es porque siempre hago lo que siento. Que vas a pensar que es momentáneo, que vas a esperar que se me pase, que tal vez se me pase si no te tengo. Que esta es mi forma de decirte que lo siento, que no tengo nada que esconder. Que no vas a entender nada y yo tampoco lo entiendo. Que son las vueltas de la vida. Que aunque haya pasado tanto tiempo quiero estar. Y si quiero estar es porque te quiero.
lunes, 27 de julio de 2009
martes, 21 de julio de 2009
Será por eso, porque los dos llegaron al lugar cargados con su historia, porque los dos llegaron al beso con el mismo hermetismo, encerrándolo dentro de la piel. No se entregaron, solo hubo un intento...apenas un intento. Un barco que quiso llegar a puerto pero se dejó arrastrar corriente afuera hacia cualquier tormenta, o hacia la misma tormenta de siempre... Ella llevaba en sí largas caminatas por mañanas de sol, cansancios de tardes amarillas, el oído alerta para escuchar alguna llamada que nunca sonaría, mil siestas para dejar de soñar, la mano preparada para sacar un par de monedas del bolsillo interior de la cartera y subir a algún colectivo, la lengua fría por un helado de frambuesa saboreado sin prisa. El llevaba pegado a sus talones el polvo de las mismas calles andadas y desandadas varias veces al día, números de teléfonos que ya se habían mezclado, fotos de novias en su billetera y esas ganas de...ganas de nada, o de animarse a llorar tal vez...Y además, llevaban otras cosas. Canciones de moda que se les pegaron y cantaron bajo la ducha, quizás las mismas canciones a un mismo tiempo, pero en lugares diferentes. Tal vez algún asomo de alegría vivido a un tiempo, pero separados. Tal vez alguna tristeza inmensa en una misma noche, pero bajo techos distintos. Creían saber todo el uno del otro. ¿Qué puede haber de misterioso en la vida de una persona? Sin embargo, no sabían nada, porque ignoraban nombres y fechas y lugares donde habían pasado los veranos. Hubieran tenido que contarse todo. Hubieran tenido que hacer una larga lista de cosas, de sorpresas, de lágrimas, de sonrisas, de sobresaltos, agonías, desencantos, temores, de películas y libros y de canciones sabidas de memoria, de casualidades, descubrimientos, de aceptación y de rechazos...Hubieran tenido que pronunciar cientos de miles de palabras que fueran descascarando la soledad hasta dejar el cuerpo preparado para la entrega, para la confianza. Hubieran tenido que atreverse a jugar una carta, el todo por el todo, quitarse la máscara, decir la verdad, sea cual fuere, mostrar las lastimaduras, las arrugas, las rajaduras, mostrarse... Pero no se animaron, les faltó valor. Ellos dijeron que les faltó tiempo...pero les faltó valor. Estaban engolosinados con su propia tristeza, no querían tomarse el trabajo de quitarse las siete capas y ver la desnudez de la felicidad... porque temían que después de la séptima capa apareciera de nuevo la terrible y despiadada soledad, de la cual ya eran prisioneros. Y entonces caminaron juntos unos pasos. Y entonces se estrecharon fuerte, se besaron cerrando los ojos porque cada uno quería mirarse a si mismo, nada mas que a si mismo, y no al otro...aunque los besos siempre se dan con los ojos cerrados... Estuvieron acariciando el límite, lo exterior, la impenetrable puerta, la puerta de cien cerraduras. Ninguno de los dos quiso buscar las llaves, ninguno de los dos quiso empezar a abrir, ninguno de los dos quiso saber qué había en realidad detrás de la puerta que los separaba. Por eso fracasó el encuentro. Por eso... Porque cada uno fue a encontrarse consigo mismo. Porque cada uno fue a alimentar con llantos su propia soledad. Porque cada uno llevó su distancia y la puso en el medio. Y a pesar de los besos, y a pesar de la parodia del intento, y a pesar de ser un hombre y una mujer llenos de posibilidades, se dijeron adiós y lloraron, pensando que lloraban por decirse adiós, pero sabiendo que cada uno lloraba por sus viejos dolores de adioses anteriores, por otros intentos y otras historias. Y porque ya nunca podrían borrar las distancias que los separarían de ellos y de los otros que quisieran alguna vez, acercarse a ellos.
lunes, 20 de julio de 2009
Algunos se pasan la vida buscando la felicidad, cuando no la encuentra se desesperan o se resignan a ser infelices toda la vida. El problema es que la gente no entiende que la felicidad no existe en un lugar y hay que ir a buscarla, porque la felicidad siempre está… está en una charla, en un amigo, en una mirada, en una sonrisa. La felicidad es algo tan simple que a veces no nos damos cuenta que está, y ese es el problema, ese fue mi error.
domingo, 12 de julio de 2009
sábado, 4 de julio de 2009
Creí que tus palabras eran sinceras y que cuando me hablabas de tu vida era porque de alguna forma, esperabas que algún día formase parte de ella. Porque cuando me contabas tus problemas, era porque querías que te ayudara, porque poco a poco iba formando parte de tí. Pretendí entender tus noches de locura y me reía contigo cuando muchas veces no tenía gracia. Te defendía ante los comentarios hipócritas de la gente que me daban a entender que tus noches eran demasiado largas. Sólo quería que supieras que estaba ahí y que si algún día querías que formase parte de esas noches lo iba a hacer encantada. Tu error fue dejarme escapar, pese a tu juventud avanzada y saber perfectamente que me tenías, dejaste que aprendiera a convivir con mis heridas hasta el punto en que te olvidaste de seguir rodeándome con los brazos y me dejaste libre. Tanto fue lo que te olvidaste de seguir queriéndome, que ni tus palabras a tiempo, ni tus sonrisas ensayadas, ni la más sinceras de tus miradas pudo convencerme para volver y aunque quizá sé, que ahora tú vuelves a ser mío, también sé que yo tuya no lo seré nunca más.
jueves, 2 de julio de 2009
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